El famoso
poeta chileno, Pablo Neruda, dejó en el mundo algo más que escritos; dejó su
historia, sus gustos, sus hábitos, su vida aquí para que todos los que quieran,
se inspiren en ella. En Chile hay tres casas que fueron de Pablo Neruda y hoy,
las tres son casas museo. Estas tres casas donde habitó el poeta chileno son:
Isla Negra (a unos kilómetros de Valparaíso); La Chascona (ubicada en Santiago
de Chile) y La Sebastiana
(ubicada en Valparaíso)
Isla Negra:

Debido a
que la casa le pareció muy grande, Pablo Neruda dividió la casa con la
escultora Marie Martner y su marido, y el poeta se quedó con el tercero y
cuarto piso y la torre. Al igual que la Isla
Negra , la
Sebastiana posee particularidades que se asemejan a barcos,
como las ventanas que tienen forma de claraboyas. Pablo Neruda disfrutaba pasar
los fines y principios de año debido a que en su torre se podría disfrutar de
un espectáculo pirotécnico muy bonito. La Sebastiana lleva ese nombre en honor al dueño
anterior de la casa, Don Sebastián Collado. En La Sebastiana encontrará colecciones
de mapas antiguos, de marinas y otras pinturas, y hay reliquias del puerto y
piezas como cajas de música y un viejo caballo tallado en madera.
La casa de La Chascona comenzó a
construirse en 1953 en Santiago de Chile para Matilde Urrutia, el amor secreto
de Pablo Neruda en aquella época. El nombre La Chascona es en honor a
Matilde, ya que ese era el apodo que el poeta utilizaba para ella debido a su
abundante cabellera rojiza. En un principio, la casa constaba de un living y un
dormitorio, y cuando Pablo Neruda se mudó allí con Matilde (luego de separarse
de su esposa), ya la casa se había agrandado y constaba también de una cocina y
un comedor; luego, se le agregó un bar y una biblioteca. Según cuentan los más
allegados al poeta, Pablo Neruda no diseñaba sus casas de una manera
tradicional, ya que adaptaba el espacio acorde a los objetos que tenía y quería
colocar allí. Dentro de la casa hoy se pueden ver obras de arte variadas, una
pinacoteca, una colección de tallas de madera africanas, muebles y objetos de
diseño, vajilla y otras peculiaridades. Cuando falleció Pablo Neruda, La Chascona había sido
objeto de vandalismo, y Matilde Urrutia (su esposa) hizo lo mejor para reparar
todos los daños, y vivió allí hasta que falleció en 1985. Luego, la casa logró
ponerse en forma, como había sido años antes, para que la gente pudiera ver y
adentrarse en la vida de este poeta tan importante en todo el mundo.
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